“No somos una bandera. No somos un solo hombre.” Una de las mejores frases de la nueva película, Objetivo: Londres. Intensa, emocionante, llena de acción y con una historia que si bien no es tan sólida como la de su primera entrega entretiene de igual manera. Acostumbrados ya a que estas películas pecan del genero de acción, así como la visión de que un solo hombre puede con todo un ejército, Objetivo Londres no sorprende tanto como muchos podrían pensar en un principio. La dinámica es la misma que en su primera película, con la diferencia de que esta historia no es tan buena como la primera, lo cual no quiere decir que esta película sea mala, ya que se encuentra a la misma altura que su antecesora.
Objetivo Londres nos cuenta una nueva historia donde un terrorista busca venganza sobre el mundo. Tras morir asesinado una de las personas más importantes, comienza a desarrollarse un evento de importancia nacional, donde los presidentes de todo el mundo son reunidos en Londres, allí donde todos menos el presidente de los Estados Unidos, sufren una catastrófica muerte que además de terminar con la vida de los dirigentes, deja Londres prácticamente en ruinas y a punto del colapso en una guerra civil ya que no se sebe quienes del cuerpo de seguridad son de fiar y quienes son terroristas. Todo se complica cuando se descubre que el principal objetivo era el Presidente de los Estados Unidos, que ha salido ileso gracias a Mike Banning, el agente de seguridad que le salvo de en la Casa Blanca y su mejor amigo.
Hecho de bourbon y malas decisiones, Mike sigue siendo el personaje clave de esta película, ya que el solo deberá enfrentarse a un ejército mucho mayor que en la primera entrega. Su vida también ha cambiado, pues él y su mujer recientemente esperan un hijo. Sin embargo, su trabajo con el presidente le obliga a viajar a Londres, viéndose metido en todo el jaleo. Teniendo un motivo más por el que volver a su casa, este hombre se volverá más agresivo y buscara matará a todo el que se interponga entre él y su objetivo. La pérdida es algo presente también dentro de él, ya que la muerte de alguien importante le ayudara a buscar venganza. Esto es una sorpresa, ya que, si Banning es un luchador nato, es también un justiciero en busca de venganza cuando atacan a los suyos.
Destacar el papel del ya mencionado Gerard Butler, que vuelve a meterse en la piel de Mike y vuelve a realizar una gran película. A él se le unen, Aaron Eckhart, que nuevamente es el presidente de los Estados Unidos y Morgan Freeman como el vicepresidente de nuevo. El primero de estos dos últimos adquiere un papel más importante, lo cual ha gustado mucho. A su vez, el ultimo mencionado cuanta con menos protagonismo.
Este nuevo equilibrio a echo que la película también reparta mejor el tiempo y la importancia de los personajes. El presidente pasa a ser el hombre que busca defenderse y debe hacer uso de sus habilidades como soldado, e incluso enfundar un arma, aunque nunca haya matado a nadie, y aprender a ello.
Hablando ahora de la historia, esta nos ha parecido menos sólida y se debe un dato en concreto. La buena historia de la primera y la solidez de la misma se basa en contar una historia que versa en hechos reales y que podrían pasar. Estos hechos son la continua guerra entre Corea del Norte y Corea del Sur, estando de por medio la séptima flota otorgada por Estados Unidos. Esa solidez es algo que sin embargo la segunda película ha perdido, basándose en una historia simple de un hombre en busca de venganza.
En sustitución a una buena historia, tenemos muchos más efectos especiales, más acción. Esto dejaría la primera película bien equilibrada y la segunda un tanto menos. Sin embargo, Objetivo Londres, es una secuela digna de la primera y esperamos que en un futuro Banning vuelva a la acción.
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