A veces, no existen personajes buenos ni malos, simplemente la capacidad de las personas para conseguir que creamos o no en ciertas cosas. La última película de M. Night Shyamalan, es el ejemplo perfecto para esto. Estrenada recientemente en cines, es la tercera entrega de dos películas, que, pese al diferencia de años transcurridos entre ellas, las conexiones son impresionantes. Bien es cierto que tras la creación de “Múltiple” uno de los objetivos podría haber sido recuperar la historia de “El protegido” para seguir sacando dinero.
Si bien ese pudo ser el objetivo, desde luego, son películas que no han desmerecido la pena en ningún momento. Ambas por separado eran impresionantes, y ahora, tras la aparición de Glass, se han juntado a dichos personajes, para ofrecernos una verdadera película de superhéroes, reales, en nuestro mundo. Nada que ver con lo que ya estamos acostumbrados en las películas de Marvel o DC. La mayor diferencia en todo esto es que constantemente, la película nos hace dudar de si lo que estamos viendo es una cosa u otra.
Recordemos un poco a los personajes de las otras dos películas. Empecemos por David Dunn (Bruce Willis), quien tras los acontecimientos de la explosión de un tren, este quedo como el único superviviente, haciéndose ver que era un superhombre. Dentro de la película del mismo personaje encontramos a Elijah Price (Samuel L. Jackson), quien interpreta al hombre de cristal, un asesino en serie cuya finalidad es encontrar personas como David, o como él, cuya fuerza o inteligencia son dignas de los superhéroes o villanos.
No olvidemos, no olvidemos, al tercer componente, Kevin Wendell Crumb (James McAvoy), el protagonista de Múltiple, quien tras los abusos de su madre, desarrolla hasta 24 personalidades distintas, conociéndose la última como “la Bestia”. Dichas personalidades cambian la química del propio cuerpo, y muchas de ellas (llamadas a sí mismas, La Horda), quieren alimentar a la bestia, una entidad destinada a proteger a Kevin, que surge del miedo del mismo por todo lo que el chico sufrió de pequeño.
Ahora, estos tres personajes se encuentran encerrados en una especie de psiquiátrico, a manos de Dra. Ellie Staple (Sarah Paulson), quien afirma que dichos sujetos no son superhombres, si no que sus capacidades, se basan en un trastorno psicológico que les hace pensar que no son, lo que realmente son, potenciando capacidades de cualquier persona. Esta Doctora, es capaz de convencernos de muchas cosas, y sembrar la duda constantemente en el espectador, lo cual hace de esta película algo analítico, a lo que tenemos que estar muy pendientes, si queremos captar todas las verdades ocultas tras esta persona, las cuales pueden escaparse con gran facilidad, dado el juego psicológico que e emplea con el propio espectador.
No obstante, como el podio nombre la película indica, esta vez el protagonista es Don Cristal, quien una vez más nos demuestra su capacidad de inteligencia, haciéndonos creer a todos que va a conseguir los propósitos que siempre ha querido; “demostrar que los héroes existen”. No obstante, para no desvelar el final simplemente daremos un apunte, y es que cada uno de estos personajes, también tiene un enlace directo con las películas anteriores. Casey Cooke (Anya Taylor-Joy), es aquella niña a la que la Bestia dejo marchar, quien ha vuelto para intenta ayudar a Kevin. Con ella, el joven puede ser el mismo de nuevo. Joseph Dunn (Spencer Treat Clark), el hijo del protagonista de “El protegido”, ahora ha crecido mucho, pero es la perfecta ayuda para su padre. Y por último, la Sra. Price (Charlayne Woodard), la madre de Elijah, quien aún guarda un profundo cariño por su hijo, haciéndole ver que nunca fue un error.
El final es impactante, lleno de referencia, una pelea que nos deja sin respiración cada dos por tres, y un resultado final que nos deja también con algunas dudas. Es una película muy característica de su director, pero bien es cierto que su final (ligeramente abierto), nos hace quedaron con muchas dudas y al final no sabemos que pensar sobre los hechos que han acontecido a lo largo de tres películas. Música igual de escalofriante que siempre, e interpretaciones (destacamos la de James McAvoy por razones obvias), que son todas espectaculares. Glass nos ofrece un “medio cierre”, sobre el cual pensamos que quizás, ha sido una película con un buen ritmo, pero un final que, si bien es bueno, es ligeramente insuficiente. Aun así, al igual que sus dos anteriores películas, Glass es una obra de arte en todos sus aspectos, y es que, bien es cierto que no podíamos esperar menos de alguien como Shyamalan.
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