Noche en el museo; El secreto del Faraón. [Crítica]

¿Has pensado alguna vez que todo aquello que encontramos en los museos pueda cobrar vida? Desde estas navidades, concretamente el día 25 de Diciembre hemos podido disfrutar de una de las películas más extraordinarias en mucho tiempo. Si bien la segunda queda un poco por debajo de los niveles de la primera, esta tercera entrega sobrepasa las expectativas creadas. Os hablamos de Noche en el museo; El secreto del faraón, la nueva película de Shawn Levy. 

La nueva entrega es capaz de trasportarnos una vez mas no solo a un mundo donde los seres de un museo cobran vida de noche, si no que esta vez nos llevan directamente al museo británico, donde todo se volverá, más grande, con más seres extraordinarios y con una aventura aun mayor, ya que la tabla que da vida a todos los personajes está apunto de apagarse para siempre, perdiéndose la magia. Esta vez el misterio deberá ser resuelto en el museo de Londres, donde encontraremos más seres que no habríamos imaginado con vida hasta esta película.

Generalmente estamos acostumbrados a ver, personas, animales y seres vivos en general cobrando vida, sin embargo el habernos trasladado al museo británico, nos ha dado la oportunidad de ver más cosas en movimiento. Una de las más destacadas son las esculturas, algo que no habíamos visto nunca en movimiento y que si bien resulta innovador, la forma en la que se mueven las figuras resulta grotesca, ¿os imagináis una mano de mármol moviéndose, o una escultura completa a la que le falta la cabeza?

Innovador, oscuro y bastante curioso de ver, así como la buena realización que se llevó a acabo. También encontramos los frescos que se mueven en su interior, o incluso una escena de la película que llama mucho la atención dado que en determinado momento los protagonistas son absorbidos por un cuadro donde predominan los diversos planos, permitiendo que uno esté en el techo (que para el personaje es el suelo) y el otro este en el plano contrario, escena y efecto donde la sorpresa y la realización son brillantes y técnicamente perfectos.

Esto nos lleva una vez más a hablar de los efectos especiales, los cuales y como es de esperar son los protagonistas de esta película, a que no solo vemos a animales o personas, si no que esta vez nos lanzan directamente hacia las estrellas, en un espectáculo de magia más allá de lo real, donde la imaginación hace que el comienzo de la película sea extraordinario. A diferencia de las entregas anteriores esta posee más, y más potentes, combinando lo real con la fantasía eterna.

Dentro del reparo encontramos principalmente y por tercera vez a Ben Stiller como Larry, el vigilante de seguridad encargado del mantenimiento de la tabla así como de los seres a los que la misma da vida. Esta vez además el actor cuenta con papel doble, interpretando también a Laaa, un hombre de cromañón que cree ser el hijo de Larry.

Este papel doble le da al actor la oportunidad de mostrarnos su lado más cómico. A su vez volvemos a encontrar a personajes y actores que ya habíamos visto en las otras entregas, como Owen Wilson, que encara al vaquero del oeste en miniatura, Jedidiah, o también a su eterno rival y ahora amigo, el romano Octavius, interpretado por Steve Coogan. Sin embargo el actor que repite papel y más llama la atención es el que da vida a Theodore Roosevelt, interpretado por el fallecido, Robin Williams, un actor que nos trajo grandes películas y muchas emociones marchándose demasiado pronto. Uno de los mejores detalles es que esta película se rodó antes de su fallecimiento por ese motivo está dedicada a su memoria.

Noche en el museo; El secreto del Faraón es una película que está arrasando en la taquilla, algo que no es de extrañar. Si bien es muy parecida las anteriores, con una historia muy sencilla y poco complicada, también cuenta con el factor sorpresa y varias innovaciones que le dan un mayor dinamismo así como las propias lecciones de humildad y fuerza que trasmite este largometraje. Esta nueva entrega cierra una etapa más en estas películas llegándonos a plantear la duda de si se hará alguna otra continuación, dado que el final es bastante correcto y adecuado pero nos trasmite cierta despedida.

En conclusión, Noche en el museo nos trae una nueva aventura, para disfrutarla estas navidades y durante el mes de enero con los más pequeños y en compañía de todos, por lo que si aún no la has visto te animamos a ello, pues podemos adelantar que la diversión y la aventura está garantizada a niveles superiores a los que hemos visto anteriormente.

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