Love, Rosie [Crítica]

El amor, es el sentimiento más complicado de entender, porque en más de una ocasión hace que nos confundamos, perdiendo oportunidades que creemos no recordar, pero que siempre estarán presentes para decirnos lo que deberíamos haber hecho, y demostrarnos lo que podríamos haber tenido. Ese es el claro ejemplo de la historia sobre la cual versa la película de Christian Ditter: Love, Rosie.

Rosie Dunne (Lily Collins), es una buena muchacha, estudiante con buenas notas, y la mejor amiga de Alex Stewart (Sam Claflin), con quien mantiene una relación fiel y sincera desde el instituto. Ambos, son dos adolescentes que disfrutan de la vida, cuidando el uno del otro. Durante una de las fiestas, Rosie, accidentalmente besa a su mejor amigo, comenzado en ese momento una avalancha de sentimientos que debido al estado de embriaguez ella no recordara (aparentemente), después de desmayarse.

La vida pasa, ambos se relacionan con otras personas y al final, la separación por estudios es inevitable. Prometiendo que se verán más tarde, Alex se marcha, y Rosie lamentablemente no puede seguirle, pues días más tarde se entera de que ha quedado embarazada accidentalmente. Mientras ella retrasa lo inevitable, Alex forma su vida, su pequeña relación con Sally (Tamsin Egerton), hasta que finalmente vuelve tras enterarse de lo ocurrido con su mejor amiga. Brindándole todo su apoyo, Rosie se da cuenta de lo mucho que significa para ella.

Cuando ambos retoman su vida no obstante, el padre de la niña de Rosie quiere encargarse de ella, momento en el cual Alex rompe su relación con Sally. Dando más y más vueltas, al final Rosie parece haber rehecho su vida, y Alex, una vez más… también. Cuando se descubre nuevamente la infidelidad del marido de Rosie, esta quiere recuperar a Alex debido a una carta que encuentra y que su ex-marido ha querido ocultarle. Es en este momento cuando ella, se da cuenta de sus sentimientos y los de Alex.

Una vez más… es tarde. Alex va a casarse de nuevo, y esta vez Rosie debe estar ahí para él, como su mejor amiga, porque antaño no había sabido cómo hacer las cosas. Durante la boda, Katie Dunne (Lily Laight),hija de Rosie es besada por su mejor amigo, haciendo que la pequeña entre en pánico. Tras reunirse con ella su propia madre y Alex le hacen ver que puede ser un error, dándose cuenta quizás del error que cometieron ambos en el pasado cuando Rosie, beso voluntariamente al que siempre había sido la persona que amaba.

Años más tarde, Alex, se ha separado, Rosie tiene su hotel propio y finalmente parece, que el reencuentro les traerá un bonito desenlace.

Puede que os imaginéis el final de la historia, pero no vamos a dejarlo claro hasta que la veis vosotros mismos. Esta comedia llena en parte de amor y drama es una divertida película que podría hacernos pasar una muy buena tarde. Sin duda cuenta con muy buenos actores, y unos giros argumentales que nos vuelven locos debido a la variedad de los hechos, que se van sucediendo. Esta película nos demuestra constantemente lo que la vida puede ser para muchos.

Las decisiones que tomamos son siempre importantes, y pueden cambiarnos la vida. Una decisión mal tomada puede tener un arreglo en el futuro pero, las casualidades son algo que no existe. El valor de la amistad, transformándose en amor, puede ser uno de los mayores tópicos en cuanto a películas románticas, pero en esta ocasión, Love, Rosie, nos demuestra que a veces debemos tener cuidado, que puede que una decisión mal tomada sea corregida sí, pero durante ese largo camino el dolor estará presente.

Aunque a veces, el argumento de la historia pueda marearnos un poco, al final no deja de ser la vida misma, dándole forma en base a la amistad, a las responsabilidades, los fallos y los aciertos que todo ser humano puede cometer en la vida. Love, Rosie desde luego es una película que puede disfrutarse una tarde de invierno con una manta y un buen chocolate, pues aunque parezca ser una peli meramente romántica, también tiene muy buenas formas de mostrarle al espectador las vueltas que da la vida.