Mad Max. Furia en la carretera. [Crítica]

Emocionante, visualmente impactante. Así es como se definiría con pocas palabras la nueva película de George Miller, director de las tres que la preceden y esta nueva entrega de Mad Max, titulada Furia en la carretera. Han pasado más de 20 años desde que el director dejo la tercera entrega de esta ya considerada saga, y ahora, con la tecnología completamente reformada, esta película no solo es una continuación, sino un reinicio para lo que podría suponer en un futuro próximo en estas películas.

Furia en la carretera destaca sin duda alguna por sus efectos especiales y lo que esto nos brinda. Carreras bien estructuradas, escenas de acción donde la ficción supera la realidad... Si bien es una historia con poca base, Mad Max siempre han sido películas extrañas, donde esa rareza es la que las hace perdurar en el tiempo. Este mundo creado, un futuro donde el planeta agoniza, es una buena excusa para todos esos momentos desesperados donde el principal fin es mantener la raza humana, permitiéndose el lujo de experimentar, y crearse una sociedad carente de futuro y agonizante. En este futuro donde nada es seguro, la humanidad parece haber perdido su rumbo, sufriendo una gran regresión.

El llamado Inmortal Joe, es el enemigo principal de esta película, el cual mantiene a la poca sociedad que queda sobre el mundo con vida. Al acecho de cualquier posible ataque, este hombre dedica su tiempo en generar niños, buscando la mujer perfecta que le dé un hijo sano, un hijo sin deformaciones ni problemas. Es aquí cuando surge la rebelión entre las mujeres, que desesperadas se unen al plan de Imperator Furiosa, la cual promete salvarlas de las garras de Joe, y llevarlas a un lugar donde las mujeres por fin serán libres, un lugar donde los hombres no son aceptados. El plan de Furiosa parece simple, parece fácil, pero pronto se complica, introduciéndose en esa lucha un hombre que busca la supervivencia, pero que no puede permanecer al margen de las injusticas. Mad Max, buscado y perseguido, es finalmente capturado y usado como bolsa de sangre hasta que este es capaz de librarse de las ataduras que rigen su vida.

George Miller ha estado más de veinte años a las sombras, esperando quizás a que la tecnología mejorase para continuar con lo que fueron unas de sus películas más conocidas. Ahora, ha reiniciado prácticamente desde cero, introduciendo un nuevo y completo reparto, soportado principalmente por dos figuras; la del famoso Mad Max, interpretado por Tom Hardy y la figura de Furiosa, interpretada por Charlize Theron, actriz cuyo talento se está viendo resaltado este año, gracias a más de una película en la que no solo participa sino que además es la protagonista o parte fundamental de la historia. En el caso de esta película, no terminamos de ver con claridad quien es el personaje principal, ya que Furiosa es un personaje fundamental, responsable prácticamente de todos los sucesos que se desencadenan en la película. Max es ahora un colaborador que ayuda, y una vez cumplido su trabajo, busca su propia redención, algo que ya estamos acostumbrados a ver en el personaje. Indicios varios son los que nos llevan a pensar que dentro de unos años veremos una precuela donde nos cuenten los orígenes del mercenario.

Como ya hemos mencionado antes, la historia de la película es bastante simple, extraña al igual que siempre y con un estilo que clasificaríamos con un tipo de música en concreto. Factores que intervienen en la banda sonora son los que realmente son curiosos de ver, ya que durante los combates en la carretera del desierto en uno de los ostentosos vehículos encontramos un hombre tocando la guitarra, una forma muy curiosa sin embargo de darle a la banda sonora un aspecto físico, Los vehículos llaman la atención por sus extravagantes complementos, adaptados para la lucha en el desierto. Si bien la historia en ocasiones resulta quedarse pobre y predecible, esto se ve compensado con los efectos especiales, donde también se ve en ellos el estudio previo para llevarlos a cabo de forma realista en un mundo que parece haberse vuelto loco por completo.

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