Siempre Alice [Critica]

Todos tenemos miedo a perder algo… ¿Y si fuesen los recuerdos? Aquellos que nos han formado tal y como somos. En ocasiones son lo único que tenemos para mantenernos fieles a nosotros mismos, sin embargo el olvido es uno de los peores casos que existen en la vida. La protagonista de esta película llega a decir que incluso preferiría tener cáncer antes de la enfermedad a la que tiene que enfrentarse día a día tras descubrir que la padece.

Siempre Alice nos cuenta la historia de la Doctora Alice Howland, una mujer de una inteligencia brillante, entregada a su trabajo como profesora de filología, que comienza a desarrollar un extraño caso de alzhéimer precoz a la edad de cincuenta años. Una enfermedad que poco a poco se va llevando la mente de esta grandísima mujer, obligándola a resistir todo lo que pueda.

La historia es realmente conmovedora, y cuenta con la entrada de más personajes que aportaran su mejor parte. Alec Baldwin interpreta el papel del Dr. John Howland, un marido que no puede asimilar lo que le está ocurriendo a su mujer, ya que en ocasiones observamos ciertamente despreocupado ante lo que está ocurriendo. Kristen Stewart, Kate Bosworth y Shane McRae, interpretan a los tres hijos de la pareja, Lydia Howland, Anna Howland-Jones y Charlie Howland-Jones respectivamente. La primera de ellas tiene el papel mas importante en lo que a los hijos respecta, siendo el hermano aquel personaje que menos aporta dentro de la historia, pero cuyo papel es importante también cuando se descubre que la enfermedad de su madre es genética, y cualquiera de los tres podría desarrollarla.

Llegando al papel principal de la película, encontramos a la famosa actriz Julianne Moore, en un papel que si bien a interpretado con una limpieza increíble, nos muestra el valor de una mujer que quiere vivir y no olvidar, la resistencia y en ocasiones la desesperaron de pasar por una situación así, pues en el fondo es la que peor lo está pasando. Según vamos avanzando en la película, se nos muestra una enfermedad que se desarrolla escalonadamente, encontrando en primera instancia esos primeros meses y semanas, donde los olvidos son mínimos, hasta que finalmente llegamos al desarrollo total de la enfermedad, con un final que pesa bastante en el pecho una vez salinos de ver la película.

No es fácil enfrentarse a una vida así, donde la familia es el segundo componente que sufre, ya que van viendo como su mujer y su madre se va deteriorando poco a poco sin que ellos puedan ayudar. Es realmente conmovedor el punto de vista que se le ha dado a la película, y la delicadeza con la que tratan un tema, que en el fondo asusta a muchos, ya que es una enfermedad que se desarrolla genéticamente y a temprana edad en lo que normalmente suele ser la perdida de la memoria.

Siempre Alice nos muestra lo mejor y lo peor de ese tipo de situación, encontrando momentos tiernos, en especial aquellos que hacen referencia a la relación entre Alice y su hija Lydia, dos personas con puntos de vista demasiado diversos, pero que en el fondo terminan entendiéndose, ya que esta hija, que en un principio se desinteresa, es la que se encuentra con Alice hasta el final de la película. A demás, esta relación destaca por una de las frases que más dolor expresa por el momento en el que están expuestas. Esas palabras “Nothig is lost forever” (Nada se pierde para siempre) guardan un gran peso sobre la película, ya que hacen referencia a los recuerdos, aquellos que lamentablemente Alice ha ido perdiendo a lo largo de la historia. 

Finalmente la forma en la que se ha desarrollado la película, la propia constitución de la misma, son elementos que aportan el grado suficiente para que este largometraje llegue a lo más interno de muchas personas, algunas sintiéndose identificadas con el personaje y o situaciones similares. Esta forma de llevar acabo la película, nos hace empatizar con los personajes, con el dolor, la felicidad etc, haciendo que nos demos cuenta de cuan importantes son los recuerdos para una persona, porque, al fin y al cabo, si no recordamos, ¿Dónde está nuestra esencia?